viernes, 9 de agosto de 2019

29 Phi Phi

Vale, tengo ansiedad, lo reconozco. No sé nadar y hoy toca barca.
Aprendí hace 4 años lo justo para hacer snorkel sin hiperventilar y desde entonces no he vuelto a probar.

Hay una cosa que me tranquiliza. No soporto el agua fría y aquí está muy caliente. No, en serio. MUY caliente. Unos 30º según el termómetro de mi reloj. Una maravilla. no mi reloj, sino el agua.

Después de negociar un poco, cogemos una de esas barquitas de madera tan bonitas como incómodas y nos lleva de cala en cala a recorrer algunas islas cercanas, parando para que hagamos inmersiones o para que yo sufra un poco en el agua.



Los paisajes son espectaculares y el fondo marino precioso, aunque se aprecia mucho coral muerto. ¿Tal vez nos lo estamos cargando? Al ser humano se la pela el planeta...


Gracias a la decoración de la barca soy capaz de volver a la mía y no meterme en la de otros. Y sobretodo la voy controlando para no alejarme mucho, que aunque llevo tubo, gafas, tapones para los oídos y chaleco salvavidas, no me fio yo mucho...

Eso sí... la barca no es cómoda, a pesar de que tiene unos asientitos y un techito.... Te llenas de agua en marcha, vale.... Pero ¿de verdad costaba tanto poner una maderita o una espumita en la escalera? Que te clavas el hierro ese de tal manera, que voy cojeando hasta cuando nado.

Como para fiarse. Joder, si hay tiburones!! A ver, que yo con unos pececitos de colores me conformo... De hecho, lo que más hago es quedarme inmóvil flotando y mirar el fondo. A veces hay algún pez que llama mi atención y lo sigo un poco, o me giro para quedar de cara a un banco de peces que viene hacia mí y ver como pasan. Una de las veces uno se ha quedado parado delante de mí, a unos 10 centímetros de mi cara, mirándome como "¿te apartas o qué?".


Mis sobrinos son todoterreno. ¿Que hay que tirarse al agua en mitad de la nada? Pues nos tiramos. Lo mejor sigue siendo ver como estos pequeñajos descubren el mundo, como dan importancia a unas cosas y no a otras. Como jugar con la tierra puede ser lo más mejor del mundo mundial...


Cuando estamos volviendo hacia el punto de partida, le decimos al barquero que si puede parar en algún sitio para hacer un poquito más de snorkel, que vamos bien de tiempo. Él, como buen barquero, nos contesta que "las niñas bonitas no pagan dinero". No, es broma. Busca un sitio que le pilla de camino y para. Dice "ahí mismo, pringaos". Pero como lo dice en tailandés, no nos enteramos.

El caso es que el dice que hay peces grandes ahí abajo, pero no vemos nada. Cuando me doy cuenta, nos hemos alejado demasiado para mi gusto de la barca (unos 10-20 metros, no os vayáis a pensar). No llevamos aletas, así que hay que hacerlo a braza. Pero no es que nos hayamos alejado, sino que hay una corriente fuerte que nos empuja. Por más que braceo, no avanzo y empiezan a fallarme las fuerzas. Ingrid está a mi lado vigilándome y por señas le indicó que voy más o menos bien (no me atrevo a sacarme el tubo de la boca porque si me entra agua me daría un ataque de pánico). Intento mantener la calma y como puedo saco fuerzas de no sé donde para llegar hasta la barca. ¿Susto? Sí, pero lo peor aún está por llegar. Subir la puta escalerilla a la que no le costaba nada ponerle un porexpan de esos de piscina, coño, qué parece que este caminando sobre brasas en San Pedro Manrique (Soria).

1 comentario:

  1. Ja veig que això de l'aigua no és del tot lo teu Joan Carles, però clar, 4 anys sense practicar ni una mica... hehehehe

    Ramon

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